La transformación de las estructuras productivas hacia actividades de mayor valor agregado constituye una necesidad creciente en economías en desarrollo, que buscan un crecimiento sostenible e incluyente para dar respuesta a retos socioeconómicos cada vez mayores.

Desde hace más de diez años, Antioquia inició un proceso de priorización de actividades, destacadas por su participación en la economía, por su peso en la generación de empleo, por su experiencia en mercados internacionales, por su capacidad para jalonar otras actividades económicas y por sus oportunidades de crecimiento futuras. Dicha selección, y la estrategia construida alrededor de ella, se basó en un esquema de cluster, en el que la cooperación público-privada y el compromiso y la participación activa de los empresarios fueron cruciales. La estrategia de especialización basada en cluster en Antioquia, ha tenido dos fases.

La primera se orientó a la generación de condiciones: integración del sector público con el sector privado y con las instituciones; creación de redes de colaboración y cooperación; incidencia en las decisiones de inversión del sector privado; desarrollo de programas para el fortalecimiento empresarial y la permanencia de las empresas; y desarrollo de programas de creación de empresas asociadas a los clusters estratégicos.

Los resultados de la primera fase se agrupan en dos frentes: intangibles y tangibles. En intangibles entran aspectos como: generación de confianza, construcción de una visión económica compartida para la ciudad, diseño de mecanismos de cooperación público-privada para el desarrollo económico, definición de una política local de desarrollo económico, y construcción de redes de cooperación y colaboración, entre otros.

En los tangibles se ubican temas como incremento de la inversión privada y de la creación de empresas, crecimiento de la densidad empresarial de la ciudad, aumento de las ventas y, como consecuencia de ello, aumento en el recaudo del impuesto de industria y comercio.